Trump enciende su revolución


Tras asumir como el presidente número 45 de la unión a las doce en punto hora de Washington, Donald J. Trump ocupó exactos 16 minutos para delinear su decisión de impulsar un cambio radical centrado en fortalecer a Estados Unidos en el mundo a través de una política proteccionista que inaugure una nueva revolución conservadora.

“Que Dios me proteja, vamos a hacer todos los esfuerzos para reconstruir a Estados Unidos de América, y devolver el poder al pueblo”, comenzó Trump a las 13:00 en el marco organizado en las escalinatas del Capitolio.

Tomó el juramento el presidente de la Corte Suprema de Justicia, John Roberts, rodeado de su familia y de los expresidentes Jimmy Carter, Bill Clinton, George W. Bush y del saliente Barack Obama. Una transición pacífica y ordenada del mando presidencial mostró la fortaleza institucional de Estados Unidos pese a la polarización y la incertidumbre que se ha disparado en la sociedad estadounidense por el ascenso del ‘outsider’ Donald Trump, un magnate que, desde el comienzo, ha señalado con claridad su decisión de romper todos los esquemas políticos necesarios para “hacer grande a Estados Unidos otra vez”.

“Vamos a enfrentar desafíos, vamos a confrontar dificultades, pero vamos a hacer el trabajo, que no les quepa la menor duda”, afirmó ante los miles de estadounidenses que se congregaron en Washington.
Trump expresó uno de los discursos más populistas y nacionalistas que se haya escuchado en las últimas décadas en Estados Unidos. El mandatario hizo una dura crítica a los políticos tradicionales asentados en Washington que se olvidaron de las necesidades reales de los estadounidenses. “Washington floreció y se llevó las ganancias del poder, pero la gente no compartió esa riqueza”, disparó Trump desde el corazón de la capital estadounidense.

En particular alertó que los políticos se olvidaron de los miles de estadounidenses que quedaron afectados por la crisis económica. “Los políticos prosperaron, pero los empleos se fueron a otros países, y las industrias se cerraron”, señaló.
Trump alertó, con razón, que hay un Estados Unidos que sufre la pobreza, el desempleo y la violencia callejera. No quedará piedra sobre piedra, Trump está decidido a dar un verdadero giro de 180 grados hacia la derecha.

Trump recibió de Obama un país que comenzó a salir de la crisis, pero que todavía siente los coletazos de la mayor recesión de su historia. El magnate apunta, además, a la política de liberalización de la economía que llevó a cientos de industrias a trasladar sus plantas a otros países con menores costos laborales, como México y la India, dejando atrás a miles de desocupados.
Hacia los estadounidenses, Trump destacó que “la razón de ser de esta nación es servir a la gente”. Y la población “quiere escuelas para sus hijos, barrios seguros para sus familias y trabajos estables para sí mismos”. “Por muchas décadas hemos enriquecido las industrias de otras naciones a expensas de nuestras industrias. Hemos subsidiado los ejércitos de otros países, mientras hemos reducido nuestras Fuerzas Armadas”, indicó.

“Hemos defendido las fronteras de otras naciones, mientras nos hemos rehusado a defender las nuestras. Hemos enriquecido a otros países mientras que la riqueza, la fortaleza y la confianza de nuestro país ha desaparecido en el horizonte”. Hacia afuera, Trump alertó: “La carnicería de la industria y de la confianza en Estados Unidos se terminó aquí y ahora”.
Donald Trump levantó el puño derecho en señal de triunfo y en medio de los aplausos. No fue más. Desde ahora ya no cuentan las especulaciones. Ahora, solo importarán sus acciones de Gobierno hasta el próximo cambio de mando en 2021



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