Chris Gardner De mendigo a millonario

Su voz bien podría haber servido para el personaje de Mufasa, el papá de Simba en El Rey León, ronca y penetrante hasta los huesos; inspira respeto y autoridad. Pero Chris Gardner tiene su propia película, no prestó su voz, sino su historia, que está cargada de obstáculos, digna de una cinta holliwoodense.

Cuando conversa no tarda mucho en reír y lo hace a carcajadas, de esas que son contagiantes. Su hilarante ja ja ja borra de un plomazo su doloroso pasado, o al menos eso parece.
¿Cómo están las cosas en Bolivia?, es lo primero que pregunta cuando sabe que esta es una entrevista para la revista dominical de un periódico boliviano. Estará en Santa Cruz el 28 de octubre, brindando una conferencia en Cainco sobre negocios y superación personal para el público en general y para los socios de la Cámara de Industria y Comercio.

Es entrevistado, pero de tanto en tanto él también hace las preguntas, quiere saber sobre negocios en Bolivia, el Mundial de fútbol en el vecino Brasil y, especialmente, confirmar si es verdad lo que le han dicho: que aquí hay mujeres muy bonitas.

Chris Gardner no tarda ni cinco minutos en hacer sentir en confianza a cualquiera, no parece que estamos hablando con un millonario de la bolsa de valores de EEUU. Sencillo, como lo era en la década de los 80, cuando deambulaba por las calles de San Francisco con su hijo pequeño a cuestas, sin hogar, sin empleo y arreglándoselas como padre soltero.

Tal vez tenacidad y perseverancia sean las palabras que mejor lo definen. Más de 30 años después luce elegante a lo largo de sus 1,90 m de estatura, siempre con traje de vestir (sus preferidos son a rayas) y un pañuelo de seda del mismo color de su camisa en el bolsillo superior del saco.

El protagonista de la historia real que inspiró la cinta En busca de la felicidad siempre creyó firmemente en los conceptos de Jefferson cuando este ayudó a redactar la Declaración de la Independencia de EEUU. Dijo que todo ciudadano tiene derecho a la vida, a la libertad y a buscar la felicidad.

Tales palabras se las tomó a pecho y la historia de su vida es una carrera incesante en búsqueda de eso, la felicidad, y vaya si lo consiguió. Ahora es rico, más allá de todo el dinero que posee.

Eso sí, los obstáculos siguen apareciendo. Hace un año, dos meses y 20 días (lleva la cuenta detallada) el amor de su vida murió a causa de un tumor cerebral. “No teníamos problemas financieros, pero no podíamos comprar más vida”, dijo en una de sus tantas conferencias alrededor del mundo.

Londres, París, Tokio, Berlín... sus días son un constante trajín. Cuando no está viajando pasa el tiempo en su oficina en Chicago, rodeado por enormes ventanales que le permiten ver la calle, desde donde admira a las mujeres bonitas. Prefiere estar así, expuesto como en una vitrina para que la gente lo vea trabajando y si alguien hace un ademán de querer acercarse y hablar con él, Chris dice que siempre estará disponible.

UNA VIDA DE PELÍCULA
Gardner tuvo una infancia difícil. Su madre estuvo en la cárcel dos veces y él pasó mucho tiempo en casas de familiares, en hogares de paso y fue violado por un desconocido. Su padrastro era un hombre violento que maltrataba a Chris y a su madre. Cuando tenía cinco años se prometió a sí mismo que si alguna vez tenía un hijo nunca lo iba a abandonar y, lo cumplió.
Luchó por sobrevivir y mantener a su familia a flote, pero la madre de su hijo de 14 meses de nacido (Christopher) lo abandonó cansada de la crisis económica. Chris, convertido en padre soltero, continuó buscando un trabajo mejor pagado apelando a todo su ingenio y carisma.
Tras insistir consiguió hacer prácticas en una prestigiosa correduría de bolsa y, a pesar de no percibir ningún salario, aceptó con la esperanza de ser contratado al final y por fin labrarse un futuro prometedor.
Sin colchón económico fue expulsado con su hijo del departamento en el que vivían y se vieron obligados a vivir en centros de acogida, estaciones de autobús y cuartos de baño.
A pesar de los tiempos difíciles Chris nunca dejó de cumplir con sus obligaciones como padre y siempre fue cariñoso.

VIAJE AL PASADO
Cuando mira al pasado, ¿cree que sería capaz de hacer todo de nuevo?
Sí, y lo estoy haciendo ahora mismo. Si recuerda, la película es ambientada en 1982 cuando EEUU se encontraba en una recesión económica, la más grande después de la Segunda Guerra Mundial. El desempleo estaba en un 10,9%, el déficit fiscal había superado el billón de dólares por primera vez. Si adelantamos hacia el presente, EEUU y el mundo están sufriendo los efectos de la crisis financiera global, donde mucho tiene que ver la avaricia en Wall Street, y ahora nuestro déficit es decenas de veces más grande todavía.
Ahora vemos que se crea una nueva clase de desamparados en EEUU, algo que yo llamo ‘los sin hogar de cuello blanco’, aquellos que egresaron de la universidad, que trabajaron duro, que cumplieron las normas…pero el mundo cambió.

¿Sabes lo que hice en esa primera terrible situación? Empecé mi nueva compañía (1987). Entonces, viendo lo que sucede ahora con esta nueva crisis, ¡hombre!, pienso que tengo un nuevo trabajo y una nueva misión: soy el principal ejecutivo de la felicidad, y amo mi trabajo.
Mientras luchaba en el día a día, ¿alguna vez se imaginó que llegaría a ser lo que es hoy?
Sí. Esto se refiere a un tema que toco en uno de mis libros: la ‘genética espiritual’. Yo tenía una madre que me decía todos los días que yo podía ser todo lo que yo quisiera. Y le creí.

¿Recuerda la escena de la película en una cancha de básquetbol? En el guión original, cuando mi hijo lanza la pelota, dice: “Yo voy a ser grande”. El padre (yo) le responde: “Olvídalo, nunca podrás hacerlo. Yo no era bueno, lo que significa que tú tampoco”. Esperé a que llegaran a esa parte de la filmación y les dije que no se le puede decir eso al muchacho, porque mi madre nunca me lo hubiera dicho a mí. De manera que rescribimos el guion sobre la marcha y lo que salió en la película fue: “No dejes que nadie te diga jamás lo que no puedes hacer”. Si tienes un sueño, debes protegerlo; si quieres algo, ve a conseguirlo, y punto. Eso es lo que transmito a los padres en todo el mundo.

¿Cómo hizo para no sentir odio y rencor cada vez que alguien le negaba ayuda?
No había ni odio ni rencor. Yo creé la situación en la que me encontraba, y no podía cambiarla mientras no lo asumiera. Tenía que preguntarme ¿Cómo llegué hasta aquí? La respuesta era: Yo conduje hasta aquí. Y la salida a esto es sencilla: Si yo conduje hasta aquí, yo también puedo salirme de aquí. No puedes cambiar nada hasta que lo asumes. ¿Sabe usted qué fue de la vida de su ex, la madre de Christopher?
No, y no quiero saber. ¿Usted lo sabe? Y si lo sabe, no me lo diga… (risas). He sido un padre soltero por 27 años hasta ahora. Ya no quiero saber. Funciona para mí, funciona para mis hijos; sin problemas.

TIEMPO DE SUPERACIÓN
¿En qué consiste la genética espiritual de la que habla en su libro?
Todos entendemos la genética cuando nos dicen: “Vas a tener los ojos de tu padre y la nariz de tu madre, y no hay nada que puedas hacer para evitarlo”. Pero en lo que te vas a convertir como hombre o mujer, creo que cada uno lo puede elegir.
Nos suelen enseñar que el medio en que vivimos condiciona lo que somos. Si tal enseñanza fuera cierta, yo debí haber sido como mi padrastro: un alcohólico, golpeador de su mujer, abusador de menores y un irremediable perdedor. Y la gente dirá: “Pues, tiene a quien salir, no tenía otra opción”. Por suerte, yo tuve la luz de mi madre.
Si un científico agarra un solo cabello, o una gota de sangre, o una partícula de un tejido, y los examina bajo el microscopio, él te puede decir con increíble exactitud tu edad, tu peso, tu sexo, tu predisposición a alguna enfermedad; pero no hay nada que un científico pueda colocar bajo el microscopio que llegue a determinar por qué uno se convirtió en lo que es. Esto es totalmente espiritual.



EL HOMBRE

¿Qué actividad disfruta más: su negocio en la bolsa de valores, dar conferencias, viajar por el mundo…?
Disfruto estar sentado en mi sillón (risas). En algunas oportunidades he tenido que viajar a 10 países y tres continentes en 17 días. Hong Kong, Indonesia, Catar, Inglaterra, Alemania… extrañaba mi sillón, y ¿sabes por qué?, porque no se mueve.

¿Cuál cree que será el mayor legado que le pueda dejar a sus hijos?
No he pensado en ningún legado ni herencia porque yo voy a estar aquí por mucho tiempo, si Dios lo quiere. Pero voy a decir esto: espero poder dejarles un hogar sólido, una brújula moral buena y que funcione, y una buena ética de trabajo. Y sé que he dado lo mejor de mí para que tengan eso. Lo que pase de aquí en adelante depende de ellos.

¿Está casado actualmente?
Noooo… Perdí el amor de mi vida por un cáncer en su cerebro, hace un año, dos meses y veinte días. Debo dejar de contar los días, porque a ella no le hubiera gustado, pero es un proceso por el que hay que pasar.

El mayor honor que he tenido en mi vida fue el haberme convertido en su cuidante principal durante los tres años que luchaba contra el cáncer. Y no te das cuenta de esa parte de la vida sino hasta que tienes que recorrerla en soledad… (En este punto él cambia el tema abruptamente). Entiendo que en Bolivia hay mujeres hermosas, ¿no?

¿Quién es la mujer más linda de Bolivia? (Se le explica que hay muchas y que en Santa Cruz le dedicamos mucho tiempo a hablar de ellas). Diles a todas que yo estoy yendo. ¡Chris Gardner se va a casar con una mujer sudamericana (bromea)!

¿Dónde conoció a su esposa y cuántos hijos tiene?
Tengo dos hijos. Mi esposa y yo no tuvimos hijos porque yo ya tenía dos. Pero ella y yo teníamos un perro y yo siempre creí que había un niño de 10 años atrapado en el cuerpo de ese perrito. Ella y yo nos conocimos al frente de donde estoy, en el gimnasio. Estaba empapada de sudor porque acababa de terminar sus ejercicios, y ya se encontraba haciendo la elongación posterior, cuando me dije a mí mismo: “Esa es la mujer más hermosa que he visto en mi vida”.

¿Cómo se siente haber inspirado una película tan exitosa que motiva a otros?
Se siente mucha humildad, porque la película ya se ha convertido en un ícono y ha tenido un impacto directo en la vida de cerca de mil millones de personas.
Ahora que es millonario, ¿qué cree que es realmente la mayor fortuna?
Todo menos la plata. Porque ser millonario es algo que está sobrevalorado en el mundo: todos quieren llegar a serlo. Pero yo me quedaría con mi hogar, mi familia, mi felicidad, mi sillón… y mi perro, con quien comparto mi sillón, a veces (risas).

MOTIVADOR

¿Tiene alguna anécdota que haya vivido durante sus viajes como conferencista?
En Australia estaba dando conferencias sobre la genética espiritual. Explicaba los conceptos al auditorio. Después de la charla, una pareja joven se me acercó y me dijo que yo le había ayudado bastante ese día.
Me contaron que habían adoptado una pequeña niña y me dijeron: “La amamos más que a la vida misma; sabemos que ella nunca tendrá una sola gota de nuestra sangre, ni podremos pasarle nuestros rasgos, pero ahora sabemos que podemos regalarle nuestra genética espiritual”. Historias como estas se repiten por todo el mundo.

Nelson Mandela es su amigo. ¿Cómo lo conoció?
Oh Dios, cuando vi al Sr. Nelson Mandela por primera vez, en Sudáfrica, él se me acercó y me dijo: “Bienvenido a casa, hijo”. Ahora, para alguien que nunca tuvo un padre, escuchar esas palabras por vez primera, nada menos que en boca de un hombre de la talla de Nelson Mandela, le cambia la vida para siempre. A mí me la cambió. Y otra cosa linda de conocerlo es que yo sé que el Sr. Mandela ahora mismo está sentado en su sillón mirando TV.

Hace algunos meses, la gente andaba preparando los servicios fúnebres para él. Y la verdad es que él estaba en casa mirando fútbol en la tele. Engañó a todo mundo. Capaz que ahora mismo él esté mirando un partido entre Bolivia y Sudáfrica (risas, pregunta cómo le está yendo a Bolivia en la eliminatoria del Mundial y cómo están las cosas en Brasil por los indignados).
Esa gente joven tiene la razón (los indignados). Ellos tienen el deseo de ‘buscar la felicidad’. Un estadio nuevo es algo grandioso, pero también un hospital nuevo, una escuela nueva también lo serían. Llega un momento en que la gente dice: “Quiero una mejor vida para mí y para mis hijos”.

¿Hay algo en la vida de Chris Gardner que le falta por hacer?
Sí, debo seguir trabajando. Debo seguir convenciendo a la gente de que ellos pueden crear su propia felicidad en sus propios términos. Esa es una gran responsabilidad. Y ese es mi trabajo para el resto de mi vida.

Ya lo estamos esperando en Bolivia...
Estoy muy emocionado de ir a Bolivia. Es un viaje de trabajo, así que no me voy a quedar por mucho tiempo, pero marco mi calendario para ir en febrero (cuando sea Carnaval) que es cuando voy a cumplir 60 años. Y si hay que celebrar en un lugar especial, pues quizás sea Bolivia.

¿Tiene usted algunas amigas? ¿Solteras? ¿Despampanantes? Usted estará a cargo de presentármelas. ¡Nos vemos pronto!

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