LA FICCIÓN HA CREADO PERSONAJES FAMOSOS QUE SON TACAÑOS EXTREMOS COMO EL TÍO RICO MC PATO Y EL SR. BURNS DE LOS SIMPSON, ENTRE OTROS | ELLOS PERSONIFICAN LA TACAÑERÍA EXTREMA. PERO MÁS ALLÁ DE LA FICCIÓN, EN LA VIDA REAL EXISTEN QUIENES CRUZAN TODOS LOS LÍMITES CON TAL DE “AHORRAR”. EL TRATAMIENTO PSICOLÓGICO PODRÍA SER EFECTIVO EN LA NIÑEZ O JUVENTUD, EN EDAD AVANZADA ES TAREA IMPOSIBLE.
Todos, sin duda alguna, conocemos a un tacaño y es que si no es algún familiar, es un amigo, aquel que nunca pide un plato de comida porque está “lleno” pero cuando llegan los demás pedidos siempre está “picando” del plato ajeno o aquel que siempre hace una llamada perdida o camina en penumbras en la noche para no gastar. Estos son sólo algunos ejemplos que caracterizan a la tacañería, no se trata de personajes famosos creados por la literatura, el cine o la televisión, lamentablemente en el mundo real, existen.
Algunos rasgos o actitudes sacan a la luz la obsesión que tienen los tacaños por no gastar que van desde medidas absurdas para ahorrar como utilizar muy poco papel higiénico, hacer regalos absurdos o nunca hacerlos y conseguir rebajas, entre otras cosas. Estos “ahorros” parecieran hacerles la vida feliz, pero en realidad no es así. De hecho estudios realizados sobre este tema apuntan a que este desorden tiene un costo y éste es emocional. Un estudio científico reveló que aquellas personas que escatiman el dinero son más propensas a sufrir estrés y ansiedad que quienes son más generosos. Pero lamentablemente los tacaños no sufren solos, sino que terminan por hacer la vida miserable a quienes los rodean, por ello los que viven cerca de un tacaño suelen llegar a sentir rechazo ya que lidiar día a día con este tipo de actitudes no es para nada fácil, aunque otros podrían aprenderla.
“En muchas ocasiones las personas tacañas aprenden a serlo porque han vivido situaciones de escases económica en la infancia, o por imitación a alguna persona cercana con conductas similares. Pero, los estudios efectuados en el origen de la personalidad del “tacaño”, muestran que estas conductas aparecen en la fase anal (2- 4 años en la infancia), justo en el control de esfínteres, ya que se llega a encontrar placer en la retención de las heces fecales y esto se relaciona con la retención del dinero o de bienes materiales”, explica la Mgr. Nancy Cristina Rubín de Celis Espinoza, psicóloga y docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UMSS.
El tratamiento psicológico para los tacaños puede ser efectivo dependiendo de la edad, ya que con personas de la tercera edad es mucho más difícil poder iniciar terapia, asegura la especialista.
En el caso de la avaricia se considera que se trata de uno de los trastornos más difíciles de revertir, sobre todo en edad adulta o en la tercera edad, cuando llega incluso a agravarse.
¿NACEN O SE HACEN?
Esta quizá sea la pregunta que muchos se hacen. Al respecto Rubín de Celis asegura que el tacaño extremo va adquiriendo manías por no gastar dinero, por lo tanto se hace avaro, desde el momento en el que no quiere gastar dinero y comienza a sentir placer por acumular dinero, aunque esto represente sentir hambre y el sufrimiento de las personas que están alrededor.
En cuanto al sexo, se ha visto por estudios cuantitativos, que predominan los hombres en la lista de estadísticas de casos de tacañería. Pero no obstante, las mujeres no tienen un bajo índice, generalmente, las mujeres que son tacañas, lo son por haber adquirido esas conductas al vivir con un tacaño (ya sea padre, esposo, pareja).
PERFIL TACAÑO
“Tacaña es la persona que tiende a ahorrar compulsivamente sin una meta clara, pero justificando su ahorro compulsivo ante otras personas. La persona tacaña desconfía de los bancos o entidades de inversión. Suelen esconder el dinero bajo una baldosa o en el interior de un tabique, o “debajo del colchón”, con un estilo de vida muy moderado y con metodologías de ahorro como no usar aparatos electrónicos a ciertas horas y por un determinado tiempo, ir a tomar el té o a cenar a la casa de todos los amigos o familiares para no gastar en determinados alimentos, etc. Y el sólo hecho de ahorrar o no gastar unos centavos les produce placer”, explica la especialista.
Los tacaños por lo general tienden a no asistir a acontecimientos familiares llevando regalo, argumentando que no encontraron nada abierto o acorde al evento y prometiendo que en otra ocasión lo harán. Por su parte, la licenciada Adriana Guraieb, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), describe a Infobae en “Ser tacaño tiene costo emocional” cómo es este tipo de personalidad tacaña.
“Se caracterizan por un sentimiento de dolor, de profundo sufrimiento a veces insoportable, ante la idea de gastar dinero, pues nunca les resulta suficiente lo que tienen"
Asimismo, Guraieb, dice que estos patrones de comportamiento tienen su origen en la primera infancia, en donde les faltó afectó y se aferraron a los objetos, regalos, como lo único sobre lo que ellos pudieran controlar, manejar, dominar, y de ahí que es bastante complejo pretender que cambien porque está muy fijado el valor que le adjudican al dinero.
Dentro de esas características, señala que el placer se centra en "retener y acumular" y que se trata de personas que le otorgan más importancia al dinero que a cualquier vínculo afectivo.
No se debe confundir a quienes cuidan o ahorran, sin exagerar, sus finanzas y que por lo general sus ahorros están ligados a ciertos objetivos como viajar o cambiar su casa por una mejor. En cambio el tacaño no tiene necesariamente un objetivo que justifique las privaciones a las que somete su vida, sino sólo le da placer la "seguridad" que le da el acto de acumular.
¿TACAÑO O AVARO?
El tacano y el avaro tienen ciertas diferencias,
“La diferencia es que el avaro tiende a tener una exagerada compulsión por acumular dinero, y presenta conductas con manías exageradas por ahorrar dinero. Un avaro es una persona poco dispuesta a gastar dinero, e incluso renuncia a tener comodidades básicas y hace sufrir de privaciones a los seres que lo rodea. Los personajes avaros creados en la ficción demuestran exagerar hasta el punto de que pese a ser personas adineradas viven en la miseria con el fin de ahorrar y tener más dinero, pero generalmente estos personajes de la ficción, son el típico retrato del avaro en la realidad”, dice Rubín de Celis.
Expertos en el tema diferencian al tacaño del avaro y aseguran que el tacaño es una persona que ahorra todo lo que puede y gasta poco, pero sus gastos están relacionados con su persona y sus placeres. En cambio el avaro acumula lo más que puede y es incapaz de disfrutar, es avaro hasta con él mismo.
De alguna manera, la avaricia es una deformación exagerada del instinto de economía, y en algunos casos se la define incluso como la enfermedad del ahorro.
El avaro puede verse a sí mismo con una persona que sabe ahorrar, por lo que es importante tener en cuenta la diferencia entre ahorro y avaricia.
A fin de cuentas solo se vive una vez, que pena no disfrutar la vida y vivirla enfermándose por hacer un gasto o darse gustos.
Todos, sin duda alguna, conocemos a un tacaño y es que si no es algún familiar, es un amigo, aquel que nunca pide un plato de comida porque está “lleno” pero cuando llegan los demás pedidos siempre está “picando” del plato ajeno o aquel que siempre hace una llamada perdida o camina en penumbras en la noche para no gastar. Estos son sólo algunos ejemplos que caracterizan a la tacañería, no se trata de personajes famosos creados por la literatura, el cine o la televisión, lamentablemente en el mundo real, existen.
Algunos rasgos o actitudes sacan a la luz la obsesión que tienen los tacaños por no gastar que van desde medidas absurdas para ahorrar como utilizar muy poco papel higiénico, hacer regalos absurdos o nunca hacerlos y conseguir rebajas, entre otras cosas. Estos “ahorros” parecieran hacerles la vida feliz, pero en realidad no es así. De hecho estudios realizados sobre este tema apuntan a que este desorden tiene un costo y éste es emocional. Un estudio científico reveló que aquellas personas que escatiman el dinero son más propensas a sufrir estrés y ansiedad que quienes son más generosos. Pero lamentablemente los tacaños no sufren solos, sino que terminan por hacer la vida miserable a quienes los rodean, por ello los que viven cerca de un tacaño suelen llegar a sentir rechazo ya que lidiar día a día con este tipo de actitudes no es para nada fácil, aunque otros podrían aprenderla.
“En muchas ocasiones las personas tacañas aprenden a serlo porque han vivido situaciones de escases económica en la infancia, o por imitación a alguna persona cercana con conductas similares. Pero, los estudios efectuados en el origen de la personalidad del “tacaño”, muestran que estas conductas aparecen en la fase anal (2- 4 años en la infancia), justo en el control de esfínteres, ya que se llega a encontrar placer en la retención de las heces fecales y esto se relaciona con la retención del dinero o de bienes materiales”, explica la Mgr. Nancy Cristina Rubín de Celis Espinoza, psicóloga y docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UMSS.
El tratamiento psicológico para los tacaños puede ser efectivo dependiendo de la edad, ya que con personas de la tercera edad es mucho más difícil poder iniciar terapia, asegura la especialista.
En el caso de la avaricia se considera que se trata de uno de los trastornos más difíciles de revertir, sobre todo en edad adulta o en la tercera edad, cuando llega incluso a agravarse.
¿NACEN O SE HACEN?
Esta quizá sea la pregunta que muchos se hacen. Al respecto Rubín de Celis asegura que el tacaño extremo va adquiriendo manías por no gastar dinero, por lo tanto se hace avaro, desde el momento en el que no quiere gastar dinero y comienza a sentir placer por acumular dinero, aunque esto represente sentir hambre y el sufrimiento de las personas que están alrededor.
En cuanto al sexo, se ha visto por estudios cuantitativos, que predominan los hombres en la lista de estadísticas de casos de tacañería. Pero no obstante, las mujeres no tienen un bajo índice, generalmente, las mujeres que son tacañas, lo son por haber adquirido esas conductas al vivir con un tacaño (ya sea padre, esposo, pareja).
PERFIL TACAÑO
“Tacaña es la persona que tiende a ahorrar compulsivamente sin una meta clara, pero justificando su ahorro compulsivo ante otras personas. La persona tacaña desconfía de los bancos o entidades de inversión. Suelen esconder el dinero bajo una baldosa o en el interior de un tabique, o “debajo del colchón”, con un estilo de vida muy moderado y con metodologías de ahorro como no usar aparatos electrónicos a ciertas horas y por un determinado tiempo, ir a tomar el té o a cenar a la casa de todos los amigos o familiares para no gastar en determinados alimentos, etc. Y el sólo hecho de ahorrar o no gastar unos centavos les produce placer”, explica la especialista.
Los tacaños por lo general tienden a no asistir a acontecimientos familiares llevando regalo, argumentando que no encontraron nada abierto o acorde al evento y prometiendo que en otra ocasión lo harán. Por su parte, la licenciada Adriana Guraieb, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), describe a Infobae en “Ser tacaño tiene costo emocional” cómo es este tipo de personalidad tacaña.
“Se caracterizan por un sentimiento de dolor, de profundo sufrimiento a veces insoportable, ante la idea de gastar dinero, pues nunca les resulta suficiente lo que tienen"
Asimismo, Guraieb, dice que estos patrones de comportamiento tienen su origen en la primera infancia, en donde les faltó afectó y se aferraron a los objetos, regalos, como lo único sobre lo que ellos pudieran controlar, manejar, dominar, y de ahí que es bastante complejo pretender que cambien porque está muy fijado el valor que le adjudican al dinero.
Dentro de esas características, señala que el placer se centra en "retener y acumular" y que se trata de personas que le otorgan más importancia al dinero que a cualquier vínculo afectivo.
No se debe confundir a quienes cuidan o ahorran, sin exagerar, sus finanzas y que por lo general sus ahorros están ligados a ciertos objetivos como viajar o cambiar su casa por una mejor. En cambio el tacaño no tiene necesariamente un objetivo que justifique las privaciones a las que somete su vida, sino sólo le da placer la "seguridad" que le da el acto de acumular.
¿TACAÑO O AVARO?
El tacano y el avaro tienen ciertas diferencias,
“La diferencia es que el avaro tiende a tener una exagerada compulsión por acumular dinero, y presenta conductas con manías exageradas por ahorrar dinero. Un avaro es una persona poco dispuesta a gastar dinero, e incluso renuncia a tener comodidades básicas y hace sufrir de privaciones a los seres que lo rodea. Los personajes avaros creados en la ficción demuestran exagerar hasta el punto de que pese a ser personas adineradas viven en la miseria con el fin de ahorrar y tener más dinero, pero generalmente estos personajes de la ficción, son el típico retrato del avaro en la realidad”, dice Rubín de Celis.
Expertos en el tema diferencian al tacaño del avaro y aseguran que el tacaño es una persona que ahorra todo lo que puede y gasta poco, pero sus gastos están relacionados con su persona y sus placeres. En cambio el avaro acumula lo más que puede y es incapaz de disfrutar, es avaro hasta con él mismo.
De alguna manera, la avaricia es una deformación exagerada del instinto de economía, y en algunos casos se la define incluso como la enfermedad del ahorro.
El avaro puede verse a sí mismo con una persona que sabe ahorrar, por lo que es importante tener en cuenta la diferencia entre ahorro y avaricia.
A fin de cuentas solo se vive una vez, que pena no disfrutar la vida y vivirla enfermándose por hacer un gasto o darse gustos.
Excelentes artículos los que van publicando en este blog, como el de cuál es la Prescripción de un Pagaré que es uno de los más importantes.
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