El huracán Donald Trump divide el corazón de los republicanos


RESISTENCIA

Muchos republicanos se resisten a pensar que en noviembre sólo podrán elegir entre Trump y un demócrata, posiblemente Clinton, y por ello no descartan fundar un nuevo partido.

El huracán que desató Donald Trump al convertir en inevitable su nominación como candidato presidencial ha dividido esta semana el corazón del Partido Republicano, ha paralizado a algunos de sus líderes y ha provocado el rechazo de familias tan influyentes como los Bush y los Reagan.

"Buena suerte", dijo en su cuenta de Twitter Michael Reagan, hijo del ex presidente Ronald Reagan (1981-1989), autor de la "revolución conservadora" que devolvió a la Casa Blanca a los republicanos y acuñó la identidad del partido sobre el libre mercado.

Lejos de querer emular a uno de los hombres más populares entre los conservadores, Trump ha hecho que "el Partido Republicano ya no sea el partido de Reagan, sino el partido de Trump", según resaltó el hijo del ex mandatario el martes, el mismo día en que el magnate inmobiliario arrasó en las primarias de Indiana.

Los ex presidentes George H. W. Bush (1989-1993) y George W. Bush (2001-2009) también han descartado apoyar a Trump y tienen previsto guardar silencio durante la campaña que previsiblemente enfrentará a Trump con la demócrata Hillary Clinton.

"El partido de Reagan y Bush ya no existe. Son parte del partido del pasado y que no apoyen a Trump es símbolo de que la gente que tiene sus mismas ideas políticas no tienen un partido ahora", dijo el profesor de política de la Universidad de George Washington Michael Cornfield.

Para este experto, el Partido Republicano vive una "crisis existencial" no solo por el apoyo a Trump, sino también por el respaldo al senador Ted Cruz, que este martes dejó la contienda de primarias pero ha evidenciado la vigencia de las ideas del Tea Party, una fuerza muy crítica con la vieja guardia republicana.

"Si combinas los votos de Cruz y Trump, cuatro de cada cinco personas votaron contra lo que el Partido Republicano ha sido en los últimos 20 años", resaltó Cornfield.

De esta forma, el voto contra la elite política republicana de millones de personas llevó esta semana al presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, a reconocer que lo "más probable" es que el magnate sea declarado candidato presidencial en la convención del partido en julio.

El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, se han comprometido a apoyar al candidato elegido en las primarias.

"Me he comprometido a apoyar al candidato elegido por los votantes republicanos, y Donald Trump es el presunto candidato ahora y está a punto de alzarse con la nominación", dijo anoche McConnell.

No obstante, muchos legisladores republicanos no han dudado en alzarse en armas contra Trump ante el peligro de que sus polémicas propuestas les haga perder su escaño en la Cámara de Representantes o el Senado en noviembre, cuando también se celebran elecciones legislativas.

"Si nominamos a Trump, vamos a destruirnos... Y lo tendremos merecido", escribió en Twitter el senador Lindsey Graham.

En varias ocasiones, Curbelo ha abierto la puerta a apoyar a un "tercer partido" que represente las ideas de Reagan y Bush.

Un asesor de Romney dijo que el ex candidato no acudirá a la convención republicana de julio, a donde tampoco irá John McCain, el candidato republicano de 2008, que cree que la nominación de Trump puede dificultar su reelección como senador en Arizona, un estado con fuerte presencia hispana que se opone a Trump.

Con los ánimos encendidos, la cuestión ahora es si la vieja guardia del Partido Republicano llegará en algún momento a apoyar a Trump para evitar que Clinton gane la Casa Blanca o si, al contrario, guardarán silencio o tomarán alguna iniciativa para recuperar el partido que una vez les perteneció.

Campaña fuera de lo normal: Donald Trump, el nominado republicano en el que nadie creía

La ya inevitable nominación del magnate Donald Trump como candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos ha puesto en evidencia la excepcional situación política que vive el país al escenificar una victoria aplastante que hace meses, cuando presentó su candidatura, todos creían imposible.

Sin experiencia política previa y basando su discurso en el ataque a la esencia y el corazón del partido por el que se presentó, Trump ha roto todas las predicciones y superado todas las expectativas, colocándose a apenas un paso de ser el próximo inquilino de la Casa Blanca.

"Creo que hemos –y, específicamente, he– subestimado al Sr. Trump. Hicimos malas suposiciones, malas interpretaciones de los datos y perdimos las conexiones a lo largo del camino", reconoció Nate Cohn, destacado analista del diario The New York Times, en un artículo titulado "En lo que me equivoqué sobre Donald Trump".

Los expertos han tenido que recular en sus apuestas sobre los resultados de las primarias republicanas a medida que el magnate se iba consolidando como el candidato más fuerte de entre los 17 que llegaron a presentarse, hasta reconocer por fin, con su victoria del pasado martes en Indiana, que era el nominado inevitable.

Pero, ¿por qué un error de cálculo tan mayúsculo?

"Una tendencia que hemos visto en los últimos periodos electorales es una disminución en el poder de los partidos en cuanto a la conformación de las campañas presidenciales", explicó el profesor en Ciencia Política de la Universidad Northern Iowa, Justin Holmes.

"(El presidente Barack) Obama tampoco fue el candidato que se esperaba en 2008, pero fue capaz de construir su propia campaña ligeramente fuera de la corriente del partido. Creo que mucha gente ha tardado en reconocer esta disminución (de su influencia)", añadió el experto.

La cuestión ahora es cómo ese partido al que ha desdeñado en los últimos meses le aceptará y apoyará como candidato presidencial.

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