Arresto de multimillonario brasileño extiende la investigación del escándalo de Petrobras

Durante su última entrevista antes de su detención el pasado miércoles por la mañana, el banquero multimillonario brasileño André Esteves no dio indicios de ningún problema inminente. "Nos encontramos en un momento difícil", dijo relajado el "carioca" (como son conocidos los nacidos en Río de Janeiro) al Financial Times en una entrevista a mediados de noviembre.

Él se refería a la zozobrante economía brasileña. Pero actualmente el exanalista de sistemas (quien surgió de una familia de clase media para cofundar BTG Pactual, el mayor banco de inversión independiente de Latinoamérica) enfrenta su propia crisis, una que tiene el potencial de desintegrar su imperio y destruir la economía de Brasil.

El carismático empresario, quien era la cara audaz de las finanzas brasileñas durante los años de auge del país de la primera década del siglo, está acusado de tratar de obstruir la justicia en una vasta investigación de corrupción en Petrobras, la empresa petrolera estatal.

Con una fortuna amasada por esfuerzo propio que, según Forbes, es de 2,1 mil millones de dólares, Esteves es el banquero brasileño más conocido a nivel internacional. Su nombre adorna el antiguo Baker Hall en la Universidad de Harvard, un centro residencial para ejecutivos, gracias a una donación cuyo monto nunca fue revelado.

Hasta ahora, el escándalo ha involucrado mayormente a corruptos exdirectores de Petrobras que colaboraban con los políticos, con los comerciantes de dinero del mercado negro y con los jefes de construcción para obtener sobornos de la compañía.

Pero la detención de Esteves trae el escándalo, por vez primera, a la lujosa zona empresarial de la avenida Faria Lima en São Paulo, donde tienen su sede muchos bancos de inversión del sector privado de la nueva generación de la mayor economía de Latinoamérica. Ese miércoles, la policía federal allanó la torre de oficinas de BTG en Faria Lima, la cual se alza sobre la casa del siglo XVIII de uno de los "bandeirantes" (los bucaneros portugueses buscadores de fortuna a quienes se les atribuye el crear el territorio brasileño) de São Paulo.

Las consecuencias negativas para el sector financiero provenientes de cualquier asociación con el escándalo de Petrobras se manifestaron de inmediato. Los precios de las acciones de BTG se desplomaron en casi un 40 por ciento, mientras que los de sus colegas cayeron en 5 por ciento o más. La moneda de Brasil también se debilitó, lo cual refleja el creciente riesgo político de la investigación de Petrobras. La economía brasileña ya está en camino a su peor recesión desde la Gran Depresión.

Esteves se incorporó a BTG Pactual en 1989 a la edad de 21 años, trabajando en la división de tecnología de la información, antes de ascender para tomar el control de la institución con sus socios tan sólo una década más tarde. En 2006, vendió el banco a UBS por 2,6 mil millones de dólares, pero, después de la crisis financiera de 2009, lo compró de vuelta por aproximadamente la misma cantidad y lo fusionó con una compañía de gestión de activos que él había lanzado.

Posteriormente surgieron negociaciones, incluyendo una inyección de capital de 1,8 mil millones de dólares de fondos soberanos extranjeros, adquisiciones de participaciones en firmas de corretaje en Latinoamérica y China, un fondo de capital privado para África de mil millones y una oferta pública inicial de 2 mil millones de dólares en 2012.

El año pasado, Esteves diversificó drásticamente la exposición geográfica del grupo mediante el pago de 1,5 mil millones de francos suizos por BSI, un banco privado suizo, una estrategia que duplicó los activos bajo gestión de BTG a 200 mil millones de dólares.

"La gestión de activos está en nuestra sangre y creemos que podemos desarrollarla en una escala global", declaró Esteves en su reciente entrevista con el FT.

Pero en los círculos bancarios internacionales se comenta que Esteves ha tenido una estrecha relación con el Gobierno desde hace algún tiempo. BTG fue un inversor clave en Sete Brasil, una compañía de plataformas petroleras en el centro del escándalo de Petrobras. En 2013, BTG también acordó comprar el 50 por ciento de las operaciones africanas de Petrobras por 1,53 mil millones de dólares.

En una sentencia del Supremo Tribunal Federal publicada el miércoles pasado ordenando su arresto temporal, se alega la participación del banquero en una conspiración con el líder del Partido de los Trabajadores en el Senado, Delcídio Amaral, y con otros dos individuos para tratar de suprimir el testimonio ofrecido a los fiscales a cambio de indulgencia por Nestor Ceveró, un exdirector de Petrobras.

La decisión del Supremo Tribunal Federal cita a los fiscales alegando que Amaral esperaba convencer al hijo de Ceveró a aceptar pagos para su familia por un monto de 50.000 reales al mes de Esteves a cambio del silencio de su padre. El documento del Tribunal alegó que los conspiradores estaban incluso conspirando para ayudar a Ceveró padre a huir a España.

Los fiscales alegan, según el documento del Tribunal, que Esteves esperaba encubrir pagos de corrupción que había hecho al expresidente de Brasil, Fernando Collor, en relación con una negociación de una gasolinera. El documento también alegó que estos hechos eran del conocimiento de Ceveró y que se habrían incluido en su testimonio. Sin que los presuntos conspiradores lo supieran, el hijo de Ceveró grabó las supuestas conversaciones y se las entregó a la policía.

El arresto de Esteves era necesario para permitir el allanamiento de sus oficinas, declaró el Supremo Tribunal Federal. La orden expira en cinco días, pero es renovable a la discreción del juez.

Si se verifican las acusaciones, el resultado sería un abrupto final a una estelar carrera.

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