Donald Trump, el magnate de la xenofobia

Donald Trump (69 años) parece haber olvidado que su madre, Mary Anne MacLeod, fue una inmigrante escocesa y que su abuelo, un alemán de apellido Drumpf, que cambió por Trump, también bajó de los barcos. Estados Unidos se hizo a fuerza de inmigrantes, también de mexicanos.
El multimillonario estadounidense aprovechó el lanzamiento de su candidatura presidencial esta semana para hacer un show xenófobo contra los inmigrantes mexicanos al afirmar, sin sustento, que “los mexicanos nos traen drogas, nos traen el crimen, son violadores y aunque algunos son buenas personas”.

Por eso mencionó que, de llegar a la Casa Blanca, construirá "un gran muro" en la frontera entre Estados Unidos y México para contener la migración.

"Y voy a construirlo muy barato. Voy a construir un gran muro en la frontera sur y haré que México lo pague".

La reacción fue inmediata. El secretario de Gobernación (Interior), Miguel Ángel Osorio Chong, tachó sus palabras de "prejuiciosas y absurdas", y recordó una verdad que late detrás de la grandeza de Estados Unidos: "Desconoce el señor Trump la aportación de todos los migrantes, de prácticamente todas las naciones del mundo, que han llegado a Estados Unidos para apoyar su desarrollo".

Las invectivas de Trump surgen en un momento de contienda electoral y tienen como objetivo descarado la búsqueda del voto ultra conservador estadounidense. Pero con su virulencia sacan a la luz los prejuicios raciales que aún anidan en el gran vecino del norte.

Desde una torre

La Torre Trump mide 206 metros. Orgullosamente enclavada en el número 721 de la Quinta Avenida de Nueva York, en su ático habita un multimillonario de pelo platino y aficiones extremas. Desde allí, Donald Trump se estrella contra el mundo. Barack Obama, las mujeres, los mexicanos... la lista de sus odios es interminable y, bomba en mano, le han convertido en uno de los personajes más aborrecidos al sur del Río Bravo.

El anuncio de las aspiraciones presidenciales de Donald Trump supone el corolario a la biografía de este magnate inmobiliario, encarnación simultánea del sueño y la pesadilla americanos en una vida llena de auges y caídas, trufada de divorcios, libros, vodka y hasta un reality show en televisión.

Trump no es un millonario aislado, representa a importantes sectores del capitalismo estadounidense que rechazan los cambios propuestos por Barack Obama. "Nunca se puede ser demasiado avaro" es su eslogan y él mismo se ha encargado de definir el día de su adhesión a la carrera presidencial como "un gran día para Estados Unidos".

Como en la película Ciudadano Kane (inspirada, a su vez, en el magnate William Randolph Hearst), Donald Trump nació en una familia de clase media formada por inmigrantes, concretamente el 14 de junio de 1946 en Queens, en Nueva York, para luego convertirse en un megalómano gurú cuyo fan número 1 es él mismo.

Se licenció en 1968 en Economía Financiera por la Universidad de Pensilvania, comenzó como obrero en la empresa de su padre, que heredó a los 28 años el negocio, y le dio el giro para acabar dominando el negocio inmobiliario.

En 1982, además de haber construido la torre con su nombre en
Manhattan, ya era dueño de tres casinos en Atlantic City y había abierto su propia aerolínea (Trump Shuttle). Y hoy Forbes cifra su fortuna en $us 4.100 millones, aunque él asegura que supera los $us 8.700 millones.
"Es tangible, es sólida, es hermosa. Es artística, desde mi punto de vista. Simplemente amo la inmobiliaria", escribiría, resumiendo sus bases filosóficas y estéticas.

De ahí salen también las sombras de su imperio: impúdico en su neoliberalismo, su intolerancia, su ostentación y su extravagancia, su éxito lo convenció no solo de que todo es posible, sino de que cada uno labra su propia suerte, por lo que su trayectoria destila pocas concesiones a los débiles.

Ser implacable es la clave del carisma de Trump, como demostró su programa de televisión para convertir a los participantes en empresarios de éxito, The Apprentice, triunfó en la NBC, le hizo finalista a dos Emmys y en él eliminaba a los concursantes diciendo: "Estás despedido"

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