Insólita huelga de millonarios por una herencia en Argentina


Los herederos de un aristocrático colegio de la capital argentina iniciaron una huelga de hambre frente al establecimiento que administra su madrastra, hartos de esperar acceder a un patrimonio millonario.

"Legitimet heirs" (herederos legítimos) reza uno de los carteles escritos en inglés que levantan hijos y nietos de Bernardo Green, hijo del fundador del Belgrano Day School, fallecido en 2003 tras 55 años como director.

Se trata de un exclusivo colegio inglés fundado en 1912 por un inmigrante británico al que asisten cerca de 1.500 alumnos de alto poder adquisitivo y pionero de la educación bilingüe en Argentina.

Al menos tres de los siete hijos de Bernardo (dos fallecieron) y varios nietos vinieron desde el Reino Unido, Estados Unidos, Dinamarca, Alemania y México, donde están radicados, para la insólita huelga de millonarios que revolucionó esta semana a esa comunidad educativa.

"A pesar de ser reconocidos por la justicia como herederos legítimos, no hemos podido acceder a nuestro patrimonio. Hace 14 años que se traba por apelaciones, se nos acabó la paciencia", relató Lucía Green a la prensa local.

Lucía, que trabajó una década en el colegio y reside en Londres, lamenta que desde que su padre se casó en terceras nupcias con una mujer a quien le llevaba 25 años, tanto ella como sus hermanos han sido "borrados de la historia del colegio".

Acusan a la viuda de Green de interponer recursos legales con el objetivo de "impedir" que cobren lo que entienden les corresponde y aseguran "vivir en la pobreza".

La herencia millonaria comprende, además del colegio, varias propiedades, entre ellas un campo de 50 hectáreas en la codiciada zona de Ingeniero Maschwitz, en las afueras de la capital argentina, donde funcionaba el campo deportivo de la escuela.

Los Green, hijos de Bernardo y su primera esposa, armaron una improvisada tienda en las escalinatas del tradicional colegio, donde las clases de dictan normalmente desde que comenzó la protesta el miércoles.

Aseguran que no se irán hasta que su madrastra los reciba y zanjen las diferencias que les impiden acceder a la herencia y a la administración del colegio, de la que esperan formar parte.

"No es sólo por el dinero, es también un tema afectivo, amamos este colegio", aseguró Lucía.

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